La esperanza es una fuerza activa y transformadora, que nos
llama a ser portadores de luz en medio de la oscuridad. En cada aula, en
cada recreo, en cada gesto de servicio y compromiso, vamos sembrando pequeñas
luces que iluminan las historias de nuestros niños, niñas y jóvenes,
especialmente de aquellos que más nos necesitan. Todos somos protagonistas de
una historia común: la de Dios que se hace presente en lo pequeño, en lo
cotidiano, en lo que nace.
Queremos que nuestras aulas sean un Belén donde nazca la
luz, un taller de esperanza, una familia que acoge.
Que este Adviento y esta Navidad nos encuentren con los ojos
abiertos, el corazón dispuesto y las manos extendidas para sembrar pequeños
gestos que iluminen el mundo. Porque la esperanza no defrauda… y la historia
continúa.
Que en estas fiestas podamos celebrar no sólo el nacimiento
de Jesús, sino también el amor, la unidad y la solidaridad que nos une como
familia salesiana.
¡Feliz Adviento! ¡Feliz Navidad!
